Uno de los principales rasgos que se podrían destacar de la
economía del siglo XXI, es la presencia consolidada de países con economías en
desarrollo entre las figuras distinguidas del escenario internacional.
El más destacado de todos, ha sido el imponente surgimiento
de Asia como el continente que ha logrado alcanzar el ritmo de crecimiento más
elevado de toda la historia de la humanidad, y particularmente de China como el
principal actor global.
Durante la última década, las economías emergentes han
crecido claramente a un ritmo muy superior al que lo han hecho las economías ya
desarrolladas, y por tanto, han aumentado de un modo significativo su
participación en el comercio internacional.
Esta integración, se ha podido materializar a nivel
comercial, impulsado por las exportaciones, por el propio comercio entre estos
países emergentes, centrado fundamentalmente en el intercambio de materias
primas.
Todos estos cambios, se han producido en un contexto mundial
de mayor apertura comercial de las economías emergentes, pasando a lograr las
exportaciones casi un 30 % del PIB en el 2009, y las importaciones cercanas al
28 %, superando a las economías más avanzadas.
Es importante preguntarse si esta evolución por parte de los
países emergentes, y esencialmente del grupo BRIC, debe ser concebida como una
oportunidad o cómo una amenaza para los países más avanzados
El que las riquezas se repartan por y con otros lugares, no
tiene que conllevar que la pobreza se asiente en los países más avanzados. Es
más, las economías más dinámicas, en particular los gigantes asiáticos, con
China e India a la cabeza, son potentes motores del crecimiento, y gracias a
ello están favoreciendo decisivamente a la recuperación durante esta situación
de crisis económica mundial.
Por todo ello, debemos ver en la prosperidad de estos países,
una gran oportunidad para el resto, y no una amenaza, en todo lo referente al
comercio internacional.
Consecuencia, es que foco de creación de riqueza se ha
derivado hacia el Este y el Sur, y siempre que suponga para el Oeste tan sólo
una perdida relativa de posiciones, pero en ningún caso una pérdida total o
absoluta, puede considerarse una buena noticia, pues existe mayores posibilidades
de compra procedentes de otros mercados internacionales.
Alberto Álvarez Martín es especialista en Comercio Exterior y co-fundador de la empresa de comercio internacional Aral ITS. Si quieres conocer más sobre él visita aquí su perfil de Linkedin.
Los países emergentes ofrecen la posibilidad que ni Europa ni Norte Europa pueden ofrecer...
ResponderEliminarEn los próximos años vamos a seguir viendo como estos países comenzarán a ser los actores principales.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarInteresante post, habría que revisar el papel cada vez más preponderante de Rusia, China y Brasil en la esfera geopolítica mundial. También sería bueno comprobar como el actual peso de China marca la pauta de todas y cada una de las grandes decisiones económicas que hoy en día se toman, por ello creo que debería dejarse de señalar a China como una "economía emergente", ya que, en mi opinión, estamos hablando de una economía muy consolidada que, entre otras cosas, tiene la mayor parte de la deuda estadounidense comprada. En cambio, si entendemos emergerte como relativo al crecimiento el calificativo debería mantenerse, aunque creo que no es el caso.
ResponderEliminarAnimo al autor a profundizar sobre el tema, ya que creo que en los próximos años la figura de las llamadas "economías emergentes" ocuparán el plano principal dentro del mundo, tanto en la esfera política como en la económica.